miércoles, 19 de noviembre de 2008

Accidente (Begoña Leonardo)

2 comentarios:

tregua de agua dijo...

EL ACCIDENTE.

¡Joder con el casco! ¡Con lo que me he gastado en la pelu! Odio llevarlo. ¡Qué lata! No voy a agobiarme por eso, lo aflojo y punto. Lo importante es que me he cargado a ese mequetrefe, ese sin sustancia que me quería amargar la vida, provocándome con indirectas, solapadas amenazas. ¡Menudo chantajista! Pero qué se creería, si en la oficina era el hombre invisible.
¿Ya ves? Por haberme tirado a su novia, yo me acuesto con quien me da la gana, no pregunto por el novio o la novia de nadie.
Un tipo como ese no merece el respeto, el respeto que pretendía que esa deliciosa criatura le tuviera.
Que si era muy mujer, que si nunca le habían interesado las chicas, que si yo le había comido la cabeza. Si abducida.¡No te jode!
Los cuernos, que no sientan bien. Se creía el muy cretino que me tenía cogida por los ovarios. ¡A la puta calle! Lo siento por ella que es una monada, pero no va a pasar hambre, con ese cuerpo seguro. Un día de estos la llamo...
Pero ¿Dónde va ese cacharro? Vaya tío miserable, se creerá el rey de la autopista, pues ahora me lo zampo, yo con esta máquina me cepillo a quien quiera.
¡Eh gilipollas! Adiooooos...
Pero, qué... ¿Qué es eso?...Qué... ¿Qué hay, ahí delante?... Qué...¡Aaaaaaaaaaah!...



¡Qué bien me siento! Esta cervecita está de muerte, mi última cerveza, dentro de unas horas habré pasado a mejor vida, no sé si en el oto lado habrá cerveza, je, je...
Bueno, todo quedó atrás, se acabaron las preocupaciones, he hccho lo que he podido para salvar lo máximo. Mi hija sabrá hacerlo bien, es muy lista esta hija mía, para algo me he gastado las pelas en los mejores colegios, lo que más me inquieta, es su reacción al enterarse de la noticia, saldrá en los periódicos, se hablará mucho de mi, de mis deudas, de a herencia, en fin...

¡Jo! Qué sensación, a pesar de que voy a matarme, tengo ganas de vivir, ¡qué humor negro! mi niña siempre me lo dice, es que es una cachonda, lo heredó de mi, por que su madre, tiene la gracia la pobre, ahí donde yo me sé. Bueno todo está bien atado, eso me han prometido los abogados, espero que no tenga problemas. Aunque lo de Pardo, no me lo quito de la cabeza, haberlo dejado... Porque ya es demasiado tarde, si no lo iría a buscar, es un buen perro puede que regrese a casa, si seguro...

Este ratito, voy a ver lo que pasa en el mundo, me ire informado, qué guasa, pero qué guasa tengo.



¡Qué barbaridad! ¡Vaya tortazo! si apenas se distingue la moto, parece una chavala, si por la melena, iría sin casco... Y el coche, siniestro total, parece un cacharro, ¡ir con eso por la autopista, qué locura! la moto parece de las buenas. De ahí no sale ninguno. Desde luego para ser la última noticia que veo...

Un momento, parece que dicen algo. El accidente lo ha provocado un perro, ahora lo enfocan, ¡pobrecillo!, pero, qué estoy viendo, qué... Pero, ¡Pardo! ese es mi Pardo. ¿Cómo ha llegado hasta ahí? pero si yo lo deje...Quería que recuperase la libertad y le condené a muerte... Y a dos personas más que nada tenían que ver con mis planes, con mis deudas, con mis deseos de quitarme de en medio. Soy un asesino. ¿Cómo voy a matarme ahora? Sólo necesitaba unos minutos, al arma estaba cargada... Quería morir con la conciencia tranquila. Me equivoqué, no conté con el destino.

tregua de agua dijo...

Jesús Ferrero
Las voces del relato están bien trazadas, pero yo evitaría la “moralina” final y la mención al destino. Un accidente es ya un hecho del destino y no conviene insistir en lo evidente. También crearía más relación entre la accidentada y el suicida (que habla con demasiada ligereza de lo que va a hacer).