domingo, 30 de noviembre de 2008

Víspera de navidad (Tomás)

2 comentarios:

tregua de agua dijo...

UNA VÍSPERA DE NAVIDAD



La mujer supo, cuando sonó la aldaba aquella víspera de Navidad, a quién pertenecía la mano que la agitaba y, por el ritmo determinante de los golpes, que quien así llamaba venía para convertirla en su mujer.

Llegaba de los inviernos de la vida, donde no hay horizonte que divida la tierra y el cielo, como en la locura no hay límite que separe lo fantástico de lo real. Aquel hombrecillo que, con el tiempo y a las puertas de la muerte, desafiaría a dios a un concurso de méritos para ver cual de los dos se merecía con mayor justicia el paraíso, había sido un desheredado en la inescrutable aventura de la existencia y venía ahora para pedir cuentas a la mujer que tantas veces lo abandonó, aún amándolo con la pasión de los endemoniados.

Virginia, no precisamente yunque en la fragua de la vida, hacía días que lo esperaba con el corazón desbocado, fustigada por una quemazón de tantos años y que ella misma fue postergando, al amparo de un porvenir sin sobresaltos y cuyo éxito tenía ya asegurado tras la viudedad en su segundo séptimo sacramento.

Era, por tanto, el momento para la comunión, en una liturgia de gestos, susurros, caricias; todo dibujado en la conjetura y en el deseo desesperado de convertir en realidad un anhelo, ahora próximo a cumplirse.

Aunque el hombre nunca había estado en aquella casa, reconoció sus pasos al otro lado de la puerta; la mujer, reconoció su olor. Ella, reconoció su diástole; él, reconoció sus sístole y ambos se estudiaron en los segundos de un siglo apenas se tuvieron frente a frente.

Ella, lo recordaba más bajo y con la nariz aguileña; él, la recordaba pelirroja y con un lunar en la mejilla. Matías la recordaba con los ojos verdes y un hoyuelo en la barbilla. Virginia lo recordaba barbilampiño y con los ojos más oscuros.

Aún así, ella le franqueó la entrada y el hombre traspasó el umbral.

tregua de agua dijo...

Jesús Ferrero
Relato tan logrado como “Tijeras”. Hay detenimiento en los personajes y en el lenguaje. Sólo sobra algún arcaísmo, sobre todo en “Tijeras”. En vez de “habíale” yo pondría“le había”. Cosas sin importancia.